¿Ratón de laboratorio o Halcón oteador?

por Vicent Gascó Villanueva

 

Los que nos dedicamos al apasionante área de los Recursos Humanos sabemos que cada profesional tiene un perfil distinto. Sería mucho el tiempo necesario —ya que son numerosas las teorías y algunas contrapuestas— para determinar en qué grado interviene la genética versus la socialización en lo que a contar con unas competencias u otras se refiere. En cualquier caso, lo que se detecta cuando observas la evolución de un profesional a lo largo de los años es que su perfil se va definiendo de una manera más marcada.

Cuando queremos seleccionar, por ejemplo, a un comercial buscamos a una persona que disponga de unas competencias específicas. La entrevista y los test psicotécnicos nos ayudan a descubrir si el candidato posee, y en qué grado, esos determinados conocimientos, habilidades y destrezas. Así, para el departamento de ventas, buscaremos rasgos como el don de gentes, la capacidad de comunicación y las habilidades de negociación, entre otras.

E, históricamente, cuando pensamos en un técnico, en un ingeniero o en un científico, nos suele llegar la idea de alguien meticuloso y atento a los detalles, muy riguroso con las normas y con los tiempos, organizado, y a veces también rígido, poco flexible; encerrado en su laboratorio o en su área de investigación o de producción, sin demasiado contacto con el exterior.

Durante mucho tiempo estas han sido las competencias requeridas para puestos de esa naturaleza. Y, sobre todo, lo que no podía faltar en ningún caso era contar con los conocimientos técnicos para llevar a cabo las funciones encomendadas.

Sin embargo, en los últimos años, lo que las empresas necesitamos para ciertos puestos son perfiles mixtos, polivalentes, porque el carácter holístico del negocio requiere un buen grado de visión general de la empresa, y también del mercado y de la competencia. Ahora quien mayor valor puede aportar a las organizaciones es el profesional que, junto a su especialidad técnica, reúna también destrezas y motivaciones para otear el horizonte, para indagar y averiguar qué nuevas necesidades surgen en el mercado, para conocer qué quiere el cliente y cómo la competencia está satisfaciendo esas necesidades. Todo ello con el propósito de desarrollar, con ajustes creativos, fórmulas novedosas que nos permitan mantener la competitividad.

El profesional de perfil técnico ya no puede conformarse con disponer de la formación teórica específica de su área de pericia y con sumarle a ello la experiencia suficiente para aprovechar ese saber. Ahora también debe desarrollar otras habilidades: capacidad para mantenerse informado sobre el mercado y cómo este evoluciona y capacidad para analizar esa información que servirá de base para, lejos de seguir haciendo lo mismo y de la misma manera, buscar nuevas maneras de hacer I+D, de diseñar y de producir.

Por tanto, las empresas debemos modificar el concepto que tenemos de estos puestos técnicos. Abrirles puertas y ventanas. Debemos permitir a estos “ratones de laboratorio” —dicho sea de forma cariñosa— que salgan al exterior, que visiten a los clientes, aunque sea una vez al año, o aprovechando las Ferias, que se relacionen con los Institutos Tecnológicos, que utilicen a los proveedores para recabar información sobre las tendencias del mercado en diseño, en funcionalidad, etc. Incluso que visiten, si tienen oportunidad, a empresas competidoras.

Y también, desde la Dirección se debe potenciar la comunicación horizontal interna con el fin de que los técnicos estén en continua comunicación con el departamento de marketing y con los comerciales para conocer lo que el cliente está demandando en cada momento. Las necesidades que el mercado tenga y las que le creemos, provocarán nuevas descripciones de los procesos de trabajo. Por tanto, no podemos permitir que los profesionales, aunque su cometido sea investigar y producir, se mantengan aislados del que es su verdadero jefe, el que realmente paga el salario de todos, el cliente.

Es tiempo de ser algo más que ratones de laboratorio: halcones oteadores.

Vicent Gascó Villanueva
Director Recursos Humanos Halcón Cerámicas.