La Cultura Organizacional se construye
Ana y Nicolás Schapchuk, socios fundadores de Lean-do, vinieron a hablarnos de Cambio Cultural desde una perspectiva muy concreta, la que la convierte en el eje de transformación de nuestras organizaciones.
Les pedimos un artículo sobre el enfoque que nos explicaron en el taller del pasado 25 de enero y os lo dejamos aquí.
¡Gracias a todo el equipo de Lean-do!
El clima laboral, la manera en que nos relacionamos en nuestra organización y cómo nos sentimos cada día en nuestro trabajo no es obra de la casualidad, ni vino creado del más allá. Partamos de que la Cultura es la fusión de valores, expectativas y filosofía de una organización, la cual se expresa a través del modo en que sus miembros se desenvuelven, piensan e interactúan y abordemos la cuestión con mirada amplia.
Todas o casi todas las empresas cuentan con procesos y procedimientos para comprar, vender, distribuir o fabricar. Todas o casi todas las organizaciones realizan inversiones en aspectos fundamentales de su existencia como inventarios, maquinarias, instalaciones o insumos. Todas o casi todas las empresas nos indican que dentro de los activos más importantes que tienen están las personas, sus recursos humanos, sus equipos. Lo que llamativamente sigue sucediendo en muchas organizaciones es que no hay procesos ni inversiones para que las personas y los equipos estén intrínsecamente comprometidos y sientan el fuego interno de la motivación cada día que acuden a sus trabajos.
A través del pensamiento sistémico y basados en los principios de la teoría general de los sistemas, está claramente demostrado que podemos seguir procesos también para generar la cultura que necesitamos en cada organización con el fin de alcanzar los resultados deseados. Sabemos que esperar resultados diferentes con acciones similares roza lo irracional, por lo que entendiendo que los resultados son consecuencia de las experiencias, lo que buscamos es generar nuevas experiencias. Para hacerlo debemos modificar nuestros comportamientos, ya que son éstos los motores transformacionales que podemos articular asertivamente en variados pero conocidos aspectos. Los nuevos comportamientos, que generen nuevas experiencia, para alcanzar mejores resultados, germinarán la nueva Cultura organizacional. Y si seguimos los mencionados principios, esto se producirá de manera fluida, sin fricciones, forcejeos o sobre -exigencias, y alineado con la visión estratégica. Luego, automáticamente, la nueva cultura desembocará en nuevos comportamientos, para entrar así en un círculo virtuoso: comportamientos, experiencias, resultados, cultura, comportamiento.
Hay diversas técnicas para modificar comportamientos en busca de una más saludable Cultura organizacional. Continuamos recogiendo ejemplos en organizaciones que dicen tenerlo todo para trabajar eficientemente siguiendo correctos procesos documentados, pero donde las cosas simplemente no suceden: las personas no se comunican, los equipos trabajan en chimeneas, y consecuentemente, los resultados deseados no llegan. Mediante, por ejemplo:
- la delineación de unos pocos mensajes simples, claros y alcanzables;
- la efectiva definición y comunicación de criterios;
- los procesos de interacción, formación y seguimiento;
- el uso de indicadores clave, simples, claros, accesibles y ácidos; y finalmente
- la puesta en marcha de iniciativas que reflejen las prioridades y objetivos;
los propios equipos van tomando la iniciativa en su rol y se animan a ir más allá, confiando en que su criterio es el que la organización requiere.
El valor de contar con otra mirada en nuestras organizaciones es incalculable. Si esa mirada tiene la experiencia y el conocimiento en la materia, aún mejor, pero no porque se trate de impartir recetas o manuales para seguir, sino por la convicción de haber vivido una transformación cultural, y por comprender la magnitud del potencial que tiene cada organización. Es ese el arte, bucear en las profundidad de la misma cultura que se necesita modificar, para encontrar allí las respuestas y deseos de las nuevas experiencias. Solo las propias organizaciones, los propios equipos tienen las respuestas que necesitan, debemos generar el terreno fértil y el ambiente de confianza para que las soluciones germinen, en ellos está la sabiduría.
Debemos nosotros generar esa toma de conciencia y comenzar el cambio, siguiendo el proceso correcto, ¡vale la pena!